Apuntes de un cubano sobre el desfile militar que ocurrió hoy en la Habana

No fue alarde de poderío militar esa exhibición  de helicópteros, aviones de combate y carros blindados cargados de cañones y cohetes.  Cuba y los buenos cubanos siempre le han declarado la guerra a la guerra.  Solo que existen mil razones para no negociar lo que somos y eso en este raro planeta hay quienes lo consideran una  herejía.

 Mi generación creció repleta de carencias porque así lo estableció un gobierno que nos considera el enemigo, mis hijos también  y no dudo que  los hijos de mis hijos vivan lo mismo.  Ese el precio de ser herejes.

¿Es que somos necios?   Tal vez.  Pero esa necedad, que ha durado más de medio siglo, no se impone por el ordeno y mando de un presidente o porque lo diga Fidel Castro.  Quien pudo ver lo que acaba de ocurrir en la Habana bien podría preguntarse cómo es posible que si Cuba está al revés tantos y tantos jóvenes y no tan jóvenes insistan en defenderla así como es. Hemos sido disidentes de lo establecido, amar la paz y edificarla por cuenta propia y a nuestra manera nos convierte en disidentes, disidentes de la soberbia, disidentes de ese pensamiento y sentimiento único que receta el norte para el sur.

 No fue un desafío ni una convocatoria al enemigo mostrar hace unos minutos con cuantos tipos de modernas armas cuenta la isla grande (Fotos).   Ojalá nunca tengan que utilizarse, los que ya no están, porque tuvieron que morir temprano por nosotros, no quieren que la utilicemos, salvo que no haya más remedio que utilizarlas en nombre de esta edificante herejía que significa ser cubanos.