El gobernante del barrio cubano
Al gobernante del barrio aquí lo llaman Delegado del Poder Popular. ¡Qué clase de oficio! o mejor dicho, ¡qué clase de encargo! Todos los que son o lo fueron algún día coinciden en que es una de las misiones más altruistas e ingratas que puede asumir un cubano, sobre todo ahora que ya no suelen repartirse bonos por las cuadras con cemento, arena, cartón de techo y otros etcéteras materiales.“¿Y para que tú sirves? -le preguntó un ciudadano a un delegado en unos de estos días de escasez. ¡Para qué sirves!: si no arreglas el dilema de mi casa que se moja desde hace rato, ni la acometida de la vieja Estrella, ni el bache de la calle…” El delegado, en tres y dos, respondió: “Hay mil líos que no he resuelto, porque no administro una empresa, ni dispongo de dinero y mucho menos de asfalto o tuberías…Pero sirvo para no rendirme, porque si lo hiciera tu vecino, que vivía en una casa peor que la tuya, continuaría sin techo junto a sus cuatro hijos…ni Juan estuviera en paz luego de conseguirle un trabajo a su hermano…Existo para no casarme de discutir con quienes deben solucionar un problema y ofrecer una respuesta que me convenza a mi y a ustedes…No reparto nada, porque nada tengo, pero cuando llego cansado de mi trabajo, en vez de ocuparme de mi hija, me desangro por atender el conflicto de todos. Decenas de quejas siguen sin solución, pero unas cuantas ya se remediaron, gracias a que me sube la presión ante cualquier burócrata, que a veces aparece por ahí para complicar más lo complicado…” Aquella resultó una noche muy incómoda para ese delegado. Y es que entendió la catarsis de su elector, uno de las miles de cubanos que ya no sabe qué hacer con su casa. “!¿Pero quién me comprende a mí que debo comprender a todos!?, –se preguntaba. Incluso pensó hasta renunciar. Imagínese, la credibilidad se gana con resultados no con discursos, y a veces al delegado no le queda más alternativa que explicar cómo tal o más cual asunto no tiene remedio por ahora, porque no es fácil repartir lo poco entre muchos. Por suerte siempre reconforta que unos cuantos también exclaman: “OK, delegado, pero sigue luchando viejo, porque de lo contrario ¿¡quien va a luchar por nosotros?!. Vivimos un 2010 de nuevas elecciones. Director de empresa: Recuerde que ese representante de cada barrio cubano necesita de Usted para enfrentar el problema que debe resolver su empresa, apóyelo más, háblele claro. Autoridades del gobierno: Sean aún más enérgicos, no permitan que un funcionario x le vire la espalda al delegado. Elector, al menos por un instante piense en que ese que eligió y que no gana un solo centavo por representarlo pone en juego muchas cosas y sobre todo corre el riesgo de perder su guerra con los hijos, que casi nunca entienden por qué su padre le resta tiempo y se ocupa más de los líos de otros que de sus propios líos.
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